Top Ten (2017)

  1. A Ghost Story
    “¿Qué es lo que te gusta tanto de esta casa?” —”¿La historia?” Responde C, el personaje
    de Casey Affleck, quien muere en un accidente automovilístico al principio de la cinta, pero
    continúa persistiendo como un fantasma, observando en silencio el dolor de su esposa. De
    elegantísima estructura elíptica, C se dimensiona en un espacio geográfico en el que la
    historia pasa frente a sus ojos; espectador de su destino tratando de manejar el amor, la
    tristeza y la frustración de su cíclica permanencia en ciertas coordenadas le provoca
    creando un avasallador ensayo de estoicismo silencioso . Amén de ver a Rooney Mara
    comiendo pay por cinco minutos. ¡Qué locura!
  2. Call me by your name
    Es el verano de 1983 y Oliver, un joven estudiante de posgrado, llega a la Riviera italiana
    para asistir al padre de Elio, un doctor en arte. Tal encuentro deriva en una especie de
    coming of age intelectual, armonizado por estampas estéticamente impecables, en una
    estructura narrativa que va en orden ascendente de intensidad para darnos una lección de
    vida al final del metraje a cargo del padre de Elio, sobre el valor y el coraje de ser lo que
    somos (como amantes, como pareja, pero, sobre todo, como personas). Hermosa y
    devastadora en su clímax.
  3. Nelyubov
    El pequeño niño, Alyosha, desaparece mientras sus padres, a punto del divorcio, están
    teniendo sexo con sus respectivas nuevas parejas. Una vez reportada su desaparición, se
    dejan entrever la falta de atención de los padres hacia el pequeño, el desprecio hacia él y
    entre ellos —la madre odia tanto al niño que ni el pecho pudo darle—, y la falta de felicidad
    en sus vidas. Dramón de aquellos en donde el grito lleva a los golpes y la falta de amor a
    uno mismo queda más que evidenciada, intentado canjearla por el refugio en otras
    personas, lo que deriva en repetir los mismos errores.
  4. Visages, Villages.
    Las ciudades no sólo escriben su historia mediante los grandes personajes. Son los
    habitantes quienes a través de sus muros, casas y lugares se encargan de matizar el
    espacio histórico en donde se desenvuelven. Hay cosas de las que no se habla porque se
    entienden solas, entre tales obviedades se encuentra el espacio; ausente, reconstruido y
    recubierto de historia, sucesos, estructuras y procesos. En ese sentido, Agnès Varda y su
    “troll”, el fotógrafo con gafas JR, dan justo lugar a los ciudadanos que han participado de
    una u otra manera en el desarrollo histórico de cada lugar al que visitan. Que se joda
    Jean-Luc Godard.
  5. Paterson.
    Una película que como matrioshka rusa se va destapando para hablarnos de una ciudad, un
    personaje y un poema que comparten el nombre Paterson. A manera de juego
    metanarrativo, la cinta funge como una representación del famoso poema de William Carlos
    William. Adam Driver, a la vieja usanza cada tarde a la hora del lunch o después de trabajar,
    escribe en su libreta poemas que nacen de observar, escuchar y platicar con las personas.
    Es el encuentro más loable de la película, un recordatorio de lo bello que es estar en
    contacto con la naturaleza, con los sonidos urbanos y con las personas en general, y no
    detrás de una pantalla todo el día. La escena casi llegado el final de la cinta no es gratuita.
  6. Good time.
    Good Time sólo baja la adrenalina para inyectar más con su electrónico incesante durante
    buena parte de la cinta. Acaso, la mejor participación en una película de Robert Pattinson,
    sólo después de The Last City of Z. Aquí, un torpe ladrón que busca estar a como dé lugar
    con su hermano después de robar un banco e intentar pagar una fianza se sumerge en una
    constante mala toma de decisiones que ponen en peligro no sólo su libertad, sino su vida.
    Un thriller ascendente de intenso neón que no da respiro.
  7. Lady Macbeth.
    Esta adaptación de la novela Lady Macbeth of Mtsensk , del escritor ruso Nikolai Leskov, es
    una obra digna de una revisión con hondura. Estamos en el norte de Inglaterra en el siglo
    XIX; Florence Pugh interpreta a Katherine. La película convierte a su protagonista en una
    heroína —quien sale de las opresión masculina para vivir su libertad sexual— en una
    perturbadora mujer que, en posición de obtener lo que desea, se valdrá de los medios
    necesarios para conseguirlo. Interesante como el poder (económico-social) convierte a las
    víctimas en opresores.
  8. Blade Runner 2049
    K, el personaje central de Blade Runner 2049 cuyos orígenes son sus ideas, cuestiona a
    través de ellas su identidad. A la manera cartesiana del genio maligno, comienza a dudar de
    todo: de su origen y de su futuro. Consciente de que es replicante, y por tanto no humano,
    no obstante se sensibiliza como uno de nosotros. Esta es una incertidumbre con un peso
    enorme: “Si acaso estoy soñando, si el mundo no es real”, filosóficamente hablando, es una
    provocación sobre lo que significa ser humano, la trascendencia y la empatía por tus
    semejantes. El universo de Blade Runner se expandió con una hiper-estilización, sin
    perderse en referencias a la original. El sexo humano-holográfico es una estampa que
    quedará en mi mente por siempre.
  9. The Meyerowitz Stories: News and Selected
    Ovación de pie a Adam Sandler en Cannes… ¿La razón? La más reciente cinta de Noah
    Baumbach en donde Los Meyerowitz, una familia como la tuya o la mía, se reencuentran
    después de varios años, sólo para que salgan a relucir los males que arrastran en la
    relación con su padre —y entre cada uno de ellos— . La cinta es en ocasiones irritante y
    desesperante como la vida misma. Ninguno de sus protagonistas cae en excesos debido a
    la punzante edición. Logro mayor: Hacer de una discusión entre Ben Stiller y Adam Sandler
    uno de los momentos cinematográficos más destacados del año.
  10. The Big Sick.
    Kumail, comediante de stand up y chofer de Uber, comienza un entrañable romance con
    Emily, quien en apenas un tercio de la película es internada en un hospital a causa de una
    enfermedad al momento desconocida. Todo parece un cliché de comedia romántica hasta
    que entran en escena los padres de Emily: Terry y Beth, representados por Ray Romano y
    Holly Hunter, respectivamente, siendo ésta última quien se lleva la película. Si bien la cinta
    no transgrede ningún tratamiento temático, la forma de cuestionar las costumbres
    ancestrales en nuevos espacios, los estereotipos y la otredad terminan logrando ensamble
    satírico que deja un grato sabor de boca.

Mtro. En Historiografía y cinéfilo.

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