El quinto largometraje de Sofia Coppola resulta un filme por demás decepcionante, considerando el nivel al que nos tenía acostumbrados. La astucia de llevar a la pantalla grande un artículo de Vanity Fair es consecuente no sólo en mostrar una cinta vacía, sino también irrelevante.
La premisa está basada en el artículo “The Suspects Wore Louboutins” publicado en Vanity Fair por Nancy Jo Sales, donde un grupo de amigos toma la decisión de infiltrarse en las casas de varias celebridades, todo por el simple hecho de querer ser parte del mundo “in”. Su objetivo es imitar un estilo de vida que no les pertenece y al que sólo pueden acceder mediante el robo. Una vez inmersos en el mundo que tanto anhelaban, su ruina llega tras publicar en Facebook fotos dentro de las casas de los famosos o luciendo las joyas robadas. Plus: Paris Hilton prestó su casa para la filmación de algunas escenas, un dato curioso para quienes quieran ver su armario.
El elenco está compuesto en su mayoría por actores jóvenes y poco conocidos, con Emma Watson como principal figura de soporte. Si algo se puede rescatar de la película es su reflejo de cierta juventud norteamericana actual, en especial en lo relativo al uso —o abuso— de las redes sociales: la forma en que los jóvenes socializan o se ven forzados a hacerlo. Sin embargo, el final de la película resulta intrascendente; no hay un clímax real en la historia.
Después de la fabulosa Lost in Translation y la nada despreciable Somewhere —que, en esencia, son dos caras de una misma cinta—, Coppola deja mucho que desear en esta ocasión. Si bien se arriesga a salir de su zona habitual, no debería apresurarse en elegir sus proyectos. Lo peor quizá sea que The Bling Ring carece de un público objetivo claro: ¿intenta concientizar a los padres?, ¿o a los jóvenes? Al realizar una cinta basada en hechos reales, ¿qué intención la sostiene?, ¿cuál es el motivo de rescatar un simple artículo de revista? Es ahí donde la cinta se pierde: no ofrece respuestas a esas preguntas.
La película no está mal narrada ni mal estructurada —si alguien sabe manejar los tiempos narrativos, es Sofia Coppola—, pero no hay un momento mayor que justifique recordar The Bling Ring. Esperemos algo mejor de Sofía, porque hace falta.
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