Nocturnal Animals es la primera película dirigida y escrita por Tom Ford. Dentro de su filmografía, ésta sería la segunda después de su debut en 2009 con A Single Man. Animales Nocturnos, en su título en español, está basada en la novela de Austin Wright llamada Tony and Susan, adaptación en la que mezcla el noir-thriller de manera increíble.
(Este texto contiene spoilers).
En realidad, lo que vemos en pantalla son dos películas, es decir, una película dentro de otra (y no, esto no es Inception). La trama gira en torno al personaje de Amy Adams, una mujer que vive en una mansión en Los Ángeles, casada en una relación distante con Hutton (Armie Hammer); lleva una vida de lujos y se viste como lo harían las mujeres de los anuncios de Gucci (marca de la cual Tom Ford fue director creativo y hacia la cual guarda cierto rencor), siendo la cinta una mirada ácida a ese mundo vacío y súper estilizado.
Susan Morrow (Amy Adams) recibe como regalo la novela de su exmarido Edward Sheffield ―interpretado en flashbacks por Jake Gyllenhaal―, llamada Nocturnal Animals, apodo que él le dio a Susan cuando vivían juntos. Gyllenhaal también interpreta al protagonista de la novela, Tony Hastings, en imágenes que vemos proyectadas de la mente de Susan al imaginarse los pasajes del libro.
Lo primero que causa furor y desconcierto es la secuencia inicial de los créditos, la cual generó controversia en festivales de cine como el de Venecia y Toronto. Consiste en una serie de mujeres con obesidad mórbida bailando completamente desnudas. Aunque al principio parecería desconectada de la trama, minutos después descubrimos que forman parte de una instalación de arte curada por Susan.
Mientras observamos la galería, también vemos a los visitantes: hombres y mujeres de élite que cosifican el cuerpo femenino. Se plantea un diálogo elitista sobre el arte contemporáneo, evidenciando la mirada hacia el cuerpo femenino como objeto de espectáculo, ya sea por su obesidad o, como ocurre fuera de la cinta, por su delgadez llevada al extremo.
Al abrir el libro comienza el ejercicio de la meta-ficción. Tom Ford muestra la novela al público a través de Susan como lectora principal, quien, como cualquier lector, visualiza los rostros de los personajes con rostros de personas conocidas, reconfigurando su pasado y encontrando una congruencia emocional entre la novela y su vida real.
La historia dentro de la historia es un ejercicio de meta-ficción muy duro, porque en cierta forma Edward, mediante la novela, le pasa la factura a Susan por el rompimiento de su matrimonio, mostrándonos una realidad glamorosa frente a una ficción áspera y desoladora.
Esta dualidad representa al director de manera extraordinaria. Nocturnal Animals se siente tremendamente personal. Tom Ford, a pesar de su pasado en la industria de la moda, demuestra que no es un creador superficial; más bien, explora profundamente su identidad. Incluso podríamos considerar que Susan (Amy Adams) funciona como su alter ego.
Por un lado, es una película sumamente femenina: los personajes masculinos son casi pretextos para que la acción avance, salvo por Michael Shannon, quien demuestra una vez más su gran calibre actoral. Por otro lado, la novela habla de decisiones de vida equivocadas, de lo que pudo ser y no fue, y de hombres lidiando con la tragedia y el rechazo en mundos superficiales. Es la película de terror más glamorosa, elegante, desoladora y cruel de 2016. Ford, diagnosticado clínicamente como esquizofrénico, resulta ser la persona ideal para retratar estos desdoblamientos emocionales.
Las adaptaciones cinematográficas deben adoptar un lenguaje nuevo, y uno de los aspectos más seductores de Nocturnal Animals es su estética. La mitad de su discurso reside en el contraste entre el mundo hiperestilizado y el relato de violencia tremenda. Aun en los momentos más crudos, la estética no se pierde. Como ejemplo, la imagen de la esposa e hija muertas en el sofá, una escena horriblemente bella.
El elenco es deslumbrante y poderoso, y nos regala una de las mejores frases del cine de 2016: “We all eventually turn into our mothers” (Todas eventualmente nos convertimos en nuestras madres), a cargo de Laura Linney, quien interpreta a la madre de Susan, dotando de una profundidad extraordinaria al personaje de Amy Adams.
Con un reparto impresionante y una estética impecable, Nocturnal Animals termina con una alegoría sobre la fuerza y el desprendimiento del pasado, en una escena final que angustia y mortifica, pero que en lo personal me dejó con una sonrisa en el rostro.
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