NARCO CULTURA (2013)

Narco Cultura es la ópera prima del director Shaul Schwarz, en la cual nos muestra, con una narrativa sumamente poderosa, dos historias dispares y consecuentes del narcotráfico. La primera de ellas tiene que ver más con un documento de corte social; la segunda, con los productos culturales que derivan de dicha situación. Sin duda alguna, Narco Cultura es más que un simple retrato documental.

El filme nos presenta dos historias con dos protagonistas distintos que tienen como tema de fondo el narcotráfico, pero que en su forma son completamente distintas. La primera nos sitúa en Ciudad Juárez y tiene como protagonista a Richi Soto, perito del Servicio Médico Forense, que no sólo se dedica a tomar registros de los cadáveres, sino también a múltiples funciones dentro del archivo forense del cual forma parte y que están ligadas a su profesión.

Por otra parte, en Los Ángeles, California, un mexicoamericano de nombre Edgar Quintero intenta sobresalir en la escena musical de aquellas tierras, donde mantiene a su familia, ya sea escribiendo narcocorridos o presentándose con su banda, BuKnas de Culiacán, en diferentes eventos musicales que forman parte del llamado “movimiento alterado”. Quintero no sólo consume los narcocorridos que le llegan desde México, sino que a partir de los mismos crea los propios.

El talento cinematográfico de Shaul Schwarz es innegable: sabe contar historias, identificar personajes y desarrollar discursos. La manera en que se desarrolla el documental presenta una narrativa por demás fluida; el poder del filme no reside tanto en las imágenes y testimonios —impresionantes, sí— que captura, sino en su destreza narrativa. Desde los primeros minutos, Schwarz nos presenta testimonio fiel de unos asesinatos en Ciudad Juárez; la crudeza contrasta con la primera intervención de Quintero, donde compone, canta y vende de manera clandestina un narcocorrido con una letra por demás estremecedora.

Nada que ver una situación con la otra: por un lado, el forense debe ser testigo de la violencia y la degeneración de un sector de la sociedad —que Schwarz da a conocer a través de datos escandalosos—, mientras Quintero desconoce de primera mano estas situaciones, pero crea y forma parte de estos productos culturales que representan a los sicarios del narcotráfico. La confrontación entre ambos puntos de vista es inevitable.

Así, el forense Soto se convierte en un gran personaje del cine mexicano reciente. Durante todo el relato mantiene lo que parece ser un mismo estado de ánimo; sin embargo, en esa contención de emociones encontramos tristeza, frustración, dignidad, heroísmo e impotencia. Para mí, la escena fundamental de todo esto es cuando Soto llega a casa para los festejos de lo que parece ser el cumpleaños de su abuela: él disfruta de su familia, de su novia y de toda la festividad; sin embargo, las canciones que se escuchan de fondo son narcocorridos interpretados por un cuarteto desafinado. Imagino lo difícil que tuvo que haber sido, en un inicio, para Soto convivir con este producto musical. Al final, se acepta que, por más que él lo desee, la música de ese estilo forma parte del consumo popular.

La parte más alta del documental llega cuando Quintero confiesa nunca haber estado en México; su desconocimiento de la sociedad, de los modos de habla y del movimiento alterado en México lo hacen trasladarse a Culiacán, donde no sólo descarga su arma sobre cascos de cerveza, observa cargamentos de cristal, y es contratado por el hijo del “Gallo de Sinaloa” para una fiesta privada, sino que también visita estos cementerios de narcotraficantes que son mausoleos y representan la cumbre del movimiento alterado.

A la par de lo anterior, el grupo de compañeros de Soto relata un encuentro con un grupo de narcotraficantes del cual todo el equipo forense ha salido bien librado, para posteriormente rematar con que uno de sus compañeros ha sido asesinado apenas un mes después del incidente. Para mí, la potencia de Narco Cultura se deja ver cuando una luz blanca desvanece el rostro de las víctimas de la violencia. Soberbio.

Mtro. En Historiografía y cinéfilo.

Be First to Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *