Frances Ha es una comedia-drama hipster de producción norteamericana, escrita y dirigida por Noah Baumbach (Greenberg, 2010; Margot at the Wedding, 2007). Sin mucha aportación al lenguaje cinematográfico, tiene momentos decorosos, pero su estructura resulta inconsecuente.
El argumento se centra en la vida de Frances Halladay (Greta Gerwig), quien vive en un piso de Nueva York con su mejor amiga Sophie (Mickey Sumner). Ambas se esfuerzan por llevar una vida independiente. Para Frances, estar con su mejor amiga es vital. Sin embargo, un día Sophie decide mudarse para vivir con su novio, decisión que repercute profundamente en el estado de ánimo de Frances, afectando sus relaciones personales y sus estudios de danza.
En el fondo, el largometraje intenta hablar de los obstáculos personales y de esos momentos que solemos considerar como “perdidos” o vacíos en la vida. Frances es una mujer que intenta, una y otra vez, ser bailarina profesional y pertenecer a una compañía de danza. Sin embargo, la constante repetición de su fracaso empieza a cobrarle factura en sus relaciones personales, de modo que la resignación parece ser el medio para comenzar de nuevo. Una película para optimistas, pues.
Greta Gerwig, a quien ya habíamos visto en Lola Versus y To Rome with Love, ofrece una participación discreta; no brilla como debería. No se engañe: si su personaje genera algún tipo de emoción en el espectador, no es por el registro actoral de Gerwig, sino por la conjunción de factores contextuales que, en asociación, provocan dichas sensaciones. Lo más rescatable de la película es, sin duda, el soundtrack y la fotografía; incluso podría decir que el momento más divertido es cuando se inserta “Modern Love” de David Bowie en un pasaje sincero del filme. Fuera de eso, no le veo potencial para ser recordada como una joya del cine.
Desgraciadamente, lo peor de la película es la manera en que termina: Baumbach resuelve todo en dos “patadas”, haciendo que el devenir conflictivo en la vida de Frances se vuelva inconsecuente y quede en el aire. Así, la película se convierte en una cinta palomera/buena onda/optimista. Mientras que, por las mismas fechas, llegaba a México La vie d’Adèle (2013), donde Adèle quedaba suspendida en un limbo emocional, Frances Ha se convertía en una película más de la taquilla independiente norteamericana. Infumable.
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