BIRDMAN (OR THE UNEXPECTED VIRTUE OF IGNORANCE) (2014)

Birdman (or The Unexpected Virtue of Ignorance), quinto opus dirigido por el mexicano Alejandro González Iñárritu, es la mejor película dentro de la filmografía del otrora realizador de Amores Perros (2000) y, a nivel internacional, en el ámbito cinematográfico, es una obra mayor. Con la participación de Michael Keaton, Emma Stone, Naomi Watts, Edward Norton, entre otros, Iñárritu saca un provecho increíble de cada uno de ellos y, con la fotografía de Emmanuel “El Chivo” Lubezki, logra un acto virtuoso con la cámara, regalándonos, sin duda, su mejor película, una obra que será digna competidora en la siguiente entrega de los premios de la Academia.

El argumento de la cinta gira alrededor de Riggan Thompson (Michael Keaton), quien en algún momento fue una estrella de cine tras protagonizar tres entregas de Birdman, pero que, al negarse a hacer una cuarta parte, vio desvanecerse su estrellato. Ahora trabaja en el montaje de una obra de teatro en Broadway, la cual escribe, dirige y actúa, intentando así redimirse de su pasado y ser reconocido como un verdadero actor.

La cinta, hay que decirlo, no se parece en nada a lo anteriormente hecho por el hoy acreditado como Alejandro G. Iñárritu. La grandeza parece no estar tan lejana para la figura del mexicano, quien con arrojo nos entrega una película controlada, donde sus actores, en una coreografía perfecta, se desenvuelven en escena, mientras la banda sonora —una percusión constante— soporta la cinta de manera impresionante. El filme es una crítica feroz a la industria actual del cine de superhéroes, al entorno mediático que rodea al séptimo arte —reporteros, actores que sólo buscan fama—, y paradójicamente, también es una crítica a los críticos de cine.

En cuanto al trabajo actoral, el mejor referente es Michael Keaton, quien entrega una interpretación que hacía mucho no le veíamos. Bajo el rigor propio del cine de Iñárritu, Keaton brilla en un papel que resulta casi autobiográfico: rememora su declive después de las dos cintas de Batman dirigidas por Tim Burton, para luego desaparecer del mapa de los grandes éxitos de taquilla. Con esta obra, un impresionante Keaton también competirá, sin duda, por varios premios.

Por otro lado, lo que logra Emmanuel Lubezki en la fotografía es de otro mundo. En su trayectoria siempre nos ha mostrado algo distinto, y en cada proyecto la dificultad parece aumentar, impulsándolo a superarse cada vez más. En esta ocasión, el filme está concebido como si fuera un único plano secuencia —falso, obviamente— de casi dos horas, algo increíblemente difícil de realizar. Con el uso de la difuminación y algunos trucos técnicos, logra mostrarnos algo hermoso en pantalla: colores vivos, una cámara que nunca está quieta y siempre un encuadre perfecto. Fabuloso.

Como ya lo mencioné, estamos ante la primera obra mayor de Iñárritu y una de las mejores películas del año a nivel global. Es algo destacable, ya que podemos decir que al menos dos de los tres directores mexicanos reconocidos internacionalmente están haciendo obras dignas de su tiempo: hablo, claro está, de Alfonso Cuarón y del director que aquí reseñamos. Bien por ellos.

Mtro. En Historiografía y cinéfilo.

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