‘Infinity Pool’ del director Brandon Cronenberg (hijo del maestro del terror corporal David Cronenberg), es un thriller psicológico que nos sitúa en un resort de lujo aislado y frecuentado por turistas adinerados en busca de una escapada hedonista. La historia sigue a James (Alexander Skarsgård), un escritor en horas bajas que acude al resort con su esposa Em. Allí conocen a la enigmática Gabi (Mia Goth) y a su esposo Alban, quienes les introducen en el lado más oscuro del paraíso artificial.
Infinity Pool explora los límites de la moral y la violencia. El resort ofrece a sus huéspedes un servicio peculiar: en caso de cometer un crimen, pueden ser clonados y el clon asumirá el castigo. Este concepto se convierte en el detonante de una espiral de depravación y violencia en la que James se ve envuelto. Las actuaciones son de tomar nota. Alexander Skarsgård interpreta con convicción a un hombre que se deja arrastrar por la tentación y la pérdida de control. Mia Goth, por su parte, demuestra en cada escena su magnetismo con el público.
Personalmente, me quedo con la estética de la película la cual considero que es de notable calidad. Las escenas de fiesta desbordante contrastan con los paisajes áridos y desolados que rodean el resort. La violencia se presenta de forma cruda y visceral, creando una atmósfera perturbadora.
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