Es difícil imaginar a otra estrella que no sea Kristen Stewart logrando el solipsismo hipnótico y el exhibicionismo frontal como lo interpretó en la historia de fantasmas de ‘Personal Shopper’ de Olivier Assayas, o entregando un papel transgresor como en ‘Crímenes del futuro’ de David Cronenberg. Por ejemplo, recordemos la escena de “la cirugía es el nuevo sexo”, con un efecto intoxicante. Así, Stewart se ha autodenominado conscientemente (al igual que Nicole Kidman antes que ella) como una actriz de autor, puesta y dispuesta.
En ‘Love Lies Bleeding’, Stewart interpreta a Lou, la encargada de un gimnasio en medio de Nuevo México, a quien le llega el objeto de su deseo: Jackie (Katy O’Brian), una fisicoculturista que recorre la ciudad en camino a una competencia potencialmente lucrativa en Las Vegas.
Existe una larga tradición cinematográfica estadounidense de chicas aburridas de pueblos pequeños que son rescatadas de su tedio por príncipes oscuros (pensemos en ‘Badlands’ o ‘Natural Born Killers’). ‘Love Lies Bleeding’, escrita por Glass y Weronika Tofilska, queda esclavizada por esos hitos de guion. Entre su ambientación de época y su estética, tampoco puede evitar evocar la sordidez canónica de los 80’ y 90’.
En ‘Amor, mentiras y sangre’, vemos dos películas en una. Por un lado, un crudo y sangriento neo-noir (como ‘Drive’ o ‘Only God Forgives’), y por el otro, una bien proporcionada y revisionista película sobre las explosiones de vértigo sexual (como ‘Crash’ o ‘Basic Instinct’).
Las escenas finales son difíciles y, sin embargo, hay algo extrañamente ingrávido en el clímax, que produce una mezcla de euforia y vacío que puede ser intencional o no. Los mejores thrillers nos dejan agotados pero satisfechos y al final de ‘Love Lies Bleeding’, sólo hay cansancio y la vaga sensación de haber sido arrastrado en un viaje rápido hacia ninguna parte en particular. Considero que la película se siente más cercana a una versión seria de Tarantino-Rodríguez en aquel proyecto GrindHouse.
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