A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT (2014)

Si usted considera al cine como un creador de momentos que quedan capturados en la mente del espectador, entonces, en A Girl Walks Home Alone at Night, ópera prima de Ana Lily Amirpour, hay dos que merecen ser descritos y recordados.

La premisa de la cinta versa sobre el mito del vampiro. Situados en una ciudad industrial llamada Bad City, en Irán, observamos el andar noctámbulo de una chica inmersa en la oscuridad de los suburbios. Una mujer cubierta con un chador camina silenciosamente, desplazándose también en patineta, siguiendo a hombres, machos que maltratan a mujeres, para luego quitarles la vida a la usanza vampiresca. Por otra parte, tenemos al segundo protagonista: un James Dean iraní, dealer y jardinero, que ha subsidiado buena parte del consumo de heroína de su padre. Estos protagonistas, de una u otra manera, unirán sus caminos a través de una ternura amorosa increíble.

Al inicio de este texto mencionaba que este filme de Amirpour tiene dos momentos plenos dignos de recordarse. El primero, si usted ya vio la cinta, es aquel en el que los dos protagonistas se encuentran en la acera solitaria, posterior a una fiesta de disfraces. Nuestro protagonista masculino, vestido de “Drácula”, emula gran parte del cliché del cine vampírico en la historia del cine, desde el Drácula de Terence Fisher, con la sofisticación de este ser, hasta nuevas bifurcaciones del género como la expuesta por Jim Jarmusch.

El otro gran momento de la cinta es una escena por demás bella, tierna y llena de amor. De nuevo, nuestros protagonistas aparecen en primer plano; una bola de disco gira en el cuarto y, entre los dos, hay un acercamiento lento y pasivo. Su aproximación, al compás de Death de White Lies, llena la atmósfera de un desenfado sostenido. Un acercamiento. Un no-beso. El cuello desnudo, a punto de ser mordido. La cabeza de nuestra protagonista se postra tiernamente en el pecho de su amante. ¡Brutal momento!

Los elementos que no pueden pasar desapercibidos para el ojo del espectador son, por ejemplo, la espléndida fotografía en blanco y negro de Lyle Vincent y un guion sutilmente tratado, hablado en su totalidad en farsi. Una de las lecturas de la cinta es, sí, un manifiesto feminista; también es una película que crea un universo propio que se desarrolla y se contiene a sí mismo. Una nueva cinta que nace a partir de la cultura pop.

A Girl Walks Home Alone at Night forma parte de esta nueva ola de películas de vampiros que exploran el género desde nuevas aristas. En este blog, por ejemplo, revisitamos en su momento películas como What We Do in the Shadows o Only Lovers Left Alive, quizá esta última mucho más cercana al largometraje de Amirpour. No duden en verla y, si les gustó, me cuentan; y si no, también.de Amirpour. No duden en verla y si les gustó, me cuentan y si no, también.

Mtro. En Historiografía y cinéfilo.

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