Dos de los eventos que forjaron la moderna democracia mexicana han sido La matanza de Tlatelolco del año de 1968 y el temblor de 1985, en el primer evento el gobierno mexicano demostró hasta donde podía ser capaz con tal de mantener la estabilidad de un grupo en el poder y el segundo evento se demostró los límites y las incapacidades del gobierno así como de las instituciones para afrontar sucesos de magnitudes que escapaban de sus manos haciendo que la gente saliera a las calles y tomará la bandera de gobierno.
El temblor de 1985 fue un hecho que a nivel histórico que marcó un antes y después y definió en gran medida la época moderna que hemos vivido durante los últimos treinta años, y que consecuentemente le dio otra cara a la ciudad desde su forma social hasta física y la re-definió por completo.
El plot es el siguiente: Es el 25 de septiembre de 1985, nos situamos en una oficina del gobierno y como en un día hábil de trabajo los empleados comienzan a llegar y tras una presentación coral que nos muestra el escenario donde se desarrollará la cinta el coyuntural suceso ocurre a las 7:19 am. El edificio se colapsa y los personajes quedan atrapados bajo los escombros. Y toda la película se desenvuelve a través de dos personajes centrales que son Demián Bichir y Hector Bonilla en un pequeño espacio dentro de los escombros.
Los personajes son un alto funcionario del edificio en cuestión interpretado por Bichir y Hector Bonilla quien encarna al celador del mismo lugar; es a través estos personajes que quedan atrapados dos “Méxicos” totalmente dispares. En una analogía un poco burda, en donde existe un poco el cliché y deja entre ver un lo que va a suceder en lo consecuente de la película.
Básicamente, la cámara siempre está fija en estos espacios y lo interesante de esta película es que funciona en el sentido del buen uso del lenguaje cinematográfico, del mismo modo, es una grata sorpresa ver la forma en como el director Jorge Michel Grau tocó un tema que está lleno de clichés y que se ha tratado una gran cantidad de veces a través de distintos medios e incluso en películas, fotografías, documentales y demás.
A través de mínimos efectos visuales -muy bien logrados- la idea intención de la película es poner en el imaginario del espectador cómo pudo haber sido para la gente el quedarse atrapada, cómo se vivió esto desde el infierno mismo, en consecuencia, nos lleva a una tensión absoluta.
Es un tratamiento que da otra perspectiva, que contagia la claustrofobia, todo tiene que ver con el formato de la cámara, más allá de ser que caer un poco en el teatro filmado la cinta funciona. Ahora, podemos decir que afortunadamente ya existen dos películas que retratan de buena forma los hechos históricos que mencionamos al principio de este texto, la matanza del 68 a través de los ojos de Rojo Amanecer y ahora esta película en ambas curiosamente también actúan Hector Bonilla y Demián Bichir y curiosamente la narrativa es similar, en espacio cerrados en donde nunca sabemos lo que sucede afuera. Bien por Grau y bien por el cine mexicano.
Be First to Comment